Había
una vez una niña que se fijó mucho en un niño, ella llamada Rut i
él,
Ángel.
Cada día se enamoraba más y más, y él, igual. Llegó un día que
ella ya no podía más, necesitaba demostrárselo y decirle toda la
verdad. Se plantó en su casa, y le pidió para ir a dar una vuelta
por el barrio. Ella avergonzada se lo dijo todo, consiguió ponerse
roja como un tomate, pero lo mejor, es que el respondió igual, se
puso rojo y dijo todo lo que sentía. Acabó la tarde con besos,
abrazos, mimos,.... como dirían ellos, una tarde maravillosa llena
de sorpresas.